
Jon Spencer Blues Explosion
Macho
Sábado 17 de marzo de 2012.
Sala Bikini, Barcelona.
Pensábamos que llegábamos tarde pero lo hacíamos demasiado pronto. Pronto, porque había poca gente y acabamos casi en primera fila, algo no muy recomendable cuando vas a ver a un grupo llamado "Explosion" (entonces todavía no se nos había ocurrido) y porque aún no habían acabado los teloneros, Macho. Sus canciones empezaban bien, con cierto ritmillo y un sonido añejo bastante conseguido pero, a la que abrían la boca o intentaban algún solo, todo se descoordinaba. Desconozco su trayectoria pero ensayar nunca está de más...
Tras su actuación, una vez que el técnico terminó de sonorizar y dejar todo a punto, las luces se apagaron y Jon Spencer Blues Explosion saltaban puntuales al escenario. Acomodados junto a la barra, nos las prometíamos muy felices cuando un estampido de guitarras salvajes hizo que nos temblase todo el cuerpo mientras el ritmo de un bombo se sentía subir por el estómago. No es un símil muy musical, pero lo primero que me vino a la cabeza fue la onda expansiva de El Señor de los Anillos cuando acaban con Sauron.
No es que estuviesemos muy cerca, es simplemente la Blues Explosion, el sonido de este trío de Nueva York con más de veinte años de carrera a sus espaldas (da miedo pensar la que podían liar con 15 años menos), caracterizado por la furia garajera de sus dos guitarras (no tienen bajo, ni falta que les hace). Como padrinos del "blues punk" puede que no hagan un blues muy ortodoxo, pero explosión tienen para dar y regalar.
Llama la atención la diferente actitud que muestran los dos guitarras del grupo. Jon Spencer, una guindilla que no para ni un segundo de moverse, brincar e hincar la rodilla en el suelo, enfundado en unos pantalones de cuero que le hacían sudar más que Zidane haciéndo aerobic en una tienda de campaña. Judah Bauer, en cambio, más tieso que una vela, sereno y con la extraña sensación de tener todo bajo control aunque de sus dedos saliesen solos salvajes y desbocados... Empiezo a pensar que era su bigote lo que transmitia esa imagen de serenidad.
Pasado el impacto inicial (nunca mejor dicho lo de impacto), se pueden apreciar más matices de los que esperarías en un primer momento. El sonido acelerado no evita la cuidada ejecución de Bauer con su telecaster y Spencer, aunque deje su guitarra apoyada sobre su ampli en un acople de un par de minutos mientras va a por un refresco, no pierde nunca el tempo dirigiendo al público y a su orquesta.
Tema tras tema, enlazándolos sin parar ni para tomar aire (el batería, Russel Simins, demostró una energía inagotable), fueron repasando los éxitos (perdí la cuenta de cuántas canciones tocaron) de su larga carrera para delirio de sus fans más veteranos. Visto lo visto, por la abundacia de cartones, los veteranos eran mayoría...
Nos obsequiaron con varios momentazos (a parte de la tralla, el sudor y los acoples) pero me quedo sin dudarlo con el momento Theremín: Jon dándolo todo, arrodillado frente al Theremín como ante un ídolo, Bauer acelerando hasta hacer que se encogiese el tiempo y Simins repartiendo leña, derribando platos en un éxtasis desenfrenado. Pura dinamita, puro Blues Explosion!