
Tomatito
Viernes 5 de Febrero de 2010.
Palau de la Música, Barcelona.
Es complicado escribir sobre un concierto de Tomatito.
Cuando un genio con un talento como el suyo es capaz de dotar a sus piezas de emotividad por encima de la depurada técnica el resultado trasciende lo musical. O quizá sea, precisamente, música en estado puro y por eso resulta complicado escribir… Ya lo decía Frank Zappa, “escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura”.
Aún no tengo claro si fue él o fui yo, pero tengo que decir que la cosa empezó fría. Pudo deberse a la majestuosidad del recinto o a la gente enchaquetada (hay algo más monstruoso que ver a niños vestidos con camisa y chaqueta?). En cualquier caso, ir a un concierto flamenco y que te reciba el mayordomo de Isabel Preysler ofreciéndote un Ferrero Roché no ayuda mucho a entrar en faena y hasta el tercer tema no empezamos a entrar en calor.
Dió el almeriense un repaso a todo su repertorio, interpretando tanto temas recientes como clásicos rescatados de su época junto a Camarón, como el Soy Fragüero. Casi una docena de temas, soleás, tangos, bulerías (me gusta el color de tu pelo, tus labios de rosa me saben a caramelo…) todo salpicado de jazz, blues o bossa.
No habló demasiado, silencioso y discreto, como si intentase canalizar toda su expresión, todo su sentimiento, a través de sus dedos. Pero en ocasiones se le veía disfrutar, contento. Con una brillante sonrisa de oreja a oreja que me hacía recordar (físicamente) al David Gilmour de la mejor etapa de los Floyd.
Me decepcionó un poco el sonido, aunque entiendo las dificultades de sonorizar un concierto de este tipo, con instrumentos que no están concebidos para ser amplificados.
Desde donde estábamos sentados (unos asientos de platea patrocinados por Mitsubishi Electric) la caja del percusionista sonaba demasiado, las palmas se perdían y apenas se le entendía cuando presentaba a los miembros de la banda. Más que un palacio de la música me pareció un palacio del azulejo (o del modernismo, para no ofender a nadie).
Fue alternando los temas solo, acompañado de percusión, de una segunda guitarra, de Simón Román y Morenito de Illora en el cante (el primero con más pasión que entonación), e incluso de baile (fenomenal José Maya, chaqueta abierta, melena al viento y pañuelo de lunares, que hizo levantarse a la gente de sus asientos).
Cuando nos dimos cuenta, embobados como estábamos, ya se habían ventilado una hora y media de actuación y el concierto se acercaba a su final. Entre aplausos, volvieron para interpretar un apoteósico último tema que dejó con ganas de más.
Como bien cantaron anoche y bien cantaba Camarón, la vida es un pasatiempo pero… son siempre tan rácanos los flamencos con los bises, o es que estamos necesitados de sentimiento y duele que se acabe?
Guitarra - Tomatito
Segunda Guitarra - El Cristy
Cante y palmas - Morenito de Illora
Cante y palmas - Simón Román
Percusión - Lucky Losada
Baile - José Maya
Tomatito
Vaya que ir a ver este tipo de conciertos no merce verlos en el Palau. Un flamenco como el tomatico este, que no pueda hacer jaleo y que este comedido, es no ser ellos mismo... El Palau pa lo estirados y los ladrones de guante blanco. Seguro que hay un cartel de "cuidado con las carteras"
ResponderEliminarHaz algo util y haz la previa de KISS que no tocan en el palau, y si tocaran Isabel Presley le tiraria su sujetador de pedreria...
alaaaaa ya tardas bastardo